INMUNOLÓGICOS

Recuento de células sanguíneas y subtipos: Esto incluye el conteo total de glóbulos blancos (leucocitos) y la evaluación de los subtipos de células blancas, como los linfocitos, los neutrófilos, los eosinófilos y los basófilos. Anormalidades en estos recuentos pueden indicar infecciones, trastornos autoinmunes u otras condiciones.

Pruebas de anticuerpos: Estas pruebas miden la cantidad y tipo de anticuerpos presentes en la sangre y pueden ayudar a diagnosticar enfermedades infecciosas, trastornos autoinmunes, alergias y otras afecciones. Algunos ejemplos incluyen pruebas para anticuerpos contra el VIH, hepatitis, enfermedades autoinmunes como el lupus y la artritis reumatoide, y alérgenos específicos.

Prueba de antígenos: Estas pruebas detectan la presencia de antígenos específicos, como proteínas virales, bacterianas o tumorales, en la sangre u otras muestras. Son útiles para diagnosticar infecciones virales (por ejemplo, antígeno de superficie del virus de la hepatitis B) y ciertos tipos de cáncer.

Citometría de flujo: Esta técnica se utiliza para analizar las características físicas y químicas de las células, incluyendo su tamaño, forma y expresión de proteínas de superficie. Es especialmente útil en la clasificación de células del sistema inmunológico y en el diagnóstico de trastornos como la leucemia y linfoma.

Pruebas de función inmunológica: Estas pruebas evalúan la capacidad del sistema inmunológico para responder adecuadamente a estímulos externos. Esto puede incluir pruebas de hipersensibilidad retardada, pruebas cutáneas de alergia y pruebas de función de los linfocitos, entre otros.

Análisis de inmunoglobulinas en sangre: Se mide la cantidad de inmunoglobulinas (anticuerpos) presentes en la sangre, incluyendo IgG, IgA, IgM, IgE e IgD. Esto puede ser útil para diagnosticar trastornos inmunológicos como inmunodeficiencias, alergias y enfermedades autoinmunes.